LA CUESTIÓN POR RESOLVER: RECONQUISTA. CHARLAMOS CON DAVID PORRINAS.

Son muchas “las cuestiones por resolver” de la historia española. Una de ellas, de las más espinosas por el sesgo ideológico que padece, es el relativo a lo que conocemos como Reconquista. Hoy hablamos con el coordinador de un nuevo libro publicado por Despertaferro Ediciones, David Porrinas que trata, de una manera honrada, mostrarnos todas las posturas y razones de aquellos que están a favor o en contra del uso de término, o incluso a favor o en contra de la propia existencia de la Reconquista.

Para los que no conozcáis a David Porrinas deciros que, nació en Castañar de Ibor( Cáceres). Es investigador y profesor en la Universidad de Extremadura. Licenciado y doctor en Historia por la UEX con la tesis Guerra y caballería en la plena Edad Media. Condicionantes y actitudes bélicas, Castilla y León, siglos XI-XIII. Ha publicado trabajos relacionados con la guerra y la caballería medieval, y el Cid Campeador, entre ellos El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra (Desperta Ferro, 2019). Es también miembro del proyecto Violencia religiosa en la Edad Media peninsular: guerra, discurso apologético y relato historiográfico, siglos X-XV y ahora nos presenta su nuevo libro. Un texto en el que se recogen todas las posturas académicas en relación con la Reconquista.

Hechas las presentaciones, vamos a comenzar como siempre, interesándonos antes en la persona que en el libro que nos presenta. ¿Cuándo surge en David  Porrinas el interés por la historia y el afán por conocerla, enseñarla y divulgarla?

Hola Federico, amigo, encantado de responder a tus preguntas sobre el libro, además somos paisanos, y eso es algo que nos acerca aún más. Pues mira, mi interés por la Historia y la Geografía nace en mi desde que era bien pequeño. Desde que tengo uso de razón me sentía muy atraído hacia la Historia, especialmente hacia las grandes civilizaciones de la Antigüedad, y también hacia las exóticas civilizaciones precolombinas. Tuve la suerte de tener en el ciclo superior de la EGB, a finales del 87, a un maestro de Sociales que era muy bueno, como maestro y persona, don Julio Casares Acuña, quien me dio clase los cursos de 6º, 7º y 8º de EGB, y que alimentó en mi una vocación que parecía latente. Durante la secundaria también disfruté mucho con las materias relacionadas con la Historia, así es que a la hora de elegir carrera lo tuve muy fácil. Una vez en la Licenciatura, que inicié a mediados de los 90, mi anterior atracción hacia la Antigüedad se vio orientada hacia materias de Arqueología y Prehistoria y, en especial, hacia la Edad Media. Esto fue así gracias a la profesionalidad, el rigor y la emoción que transmitía el profesor Francisco García Fitz en sus clases. La clave de que me decantara finalmente por esa especialidad y periodo fue este profesor, quien terminó por convertirse en director de tesis, maestro, guía y en un gran amigo y compañero.

Lo del interés por la divulgación vino dado por mis experiencias docentes, especialmente en la Universidad de los Mayores de Extremadura, en la que impartí clases durante cinco años, mientras era doctorando, a los alumnos más especiales y entregados que he tenido en los distintos centros en los que he trabajado. Esos alumnos, mayores de 50 años, algunos incluso con más de 80, me hicieron entender lo importante que es hacer llegar al público la Historia de una forma inteligible pero rigurosa. Creo que esa fue una de las claves que explican mi interés, desde entonces creciente, por intentar divulgar la Historia de una manera lo más amena posible, aunque sin faltar nunca al necesario rigor. Desde los inicios de la década de 2010 he tenido la suerte de poder colaborar con distintos medios divulgativos, escritos y audiovisuales, algo que, unido a diversas experiencias docentes, me ha ayudado a aprender. Al haber tenido estudiantes en distintas facultades, titulaciones y asignaturas me ha enseñado que es necesario intentar adaptar el mensaje al público al que va dirigido. Desde que trabajo en facultades de Magisterio he comprendido, incluso más, esa necesidad de escribir una Historia lo más comprensible y entretenida posible. Por último, diversas experiencias impartiendo clases y charlas a niños y adolescentes me han enseñado aun más sobre estas cuestiones. Veo como algo natural que Desperta Ferro Ediciones y yo terminásemos encontrándonos en el camino y colaborando estrechamente. Sin menoscabo de otras editoriales muy buenas, Desperta Ferro Ediciones puede considerarse el barco insignia de la alta divulgación histórica en España, y diría que es cada vez más referente en el mundo.

Perdona por la extensión en mi respuesta, por esta especie de microensayo de Egohistoria, pero entiendo que es necesario exponer esas claves, detrás de toda obra se encuentra una persona, y a veces nos olvidamos en las personas y nos centramos demasiado en las obras. Es por esto que te agradezco mucho esta primera pregunta.

Gracias a ti, David. Siempre he pensado que conocer bien al autor nos ayuda a comprender mejor sus obras. Nos presentas un libro coordinado y escrito por académicos,  docentes en diferentes universidades. Como profesor universitario que eres. A veces se describe a la Universidad como una isla en la que se genera un valioso conocimiento que, por desgracia, en muchos casos no llega a la sociedad que, al fin y al cabo la financia con sus impuestos. ¿No deberían tomarse las universidades más en serio divulgar el conocimiento que en ellas se genera?

Eso ha sido la principal clave, entiendo, que explica por qué en España, por lo general, se ha dado tan poca importancia, hasta fechas relativamente recientes, a la divulgación histórica. La clave es que a las producciones divulgativas se le ha dado una mínima importancia en el currículo académico que te permite ir ascendiendo en la universidad. Resultaba muy frustrante comprobar cómo las publicaciones divulgativas iban a parar a una especie de cubo de la basura curricular, o al apartado de “otros méritos”, perdiendo así su importancia en el ámbito académico. Para que te hagas una idea, ha habido ocasiones en las que los baremos para plazas valoraban más un artículo de impacto de 10-12 páginas escrito por seis u ocho manos que un año entero impartiendo clases con la máxima carga docente y todas sus consecuencias –dirección de Trabajos de Fin de Grado y Máster, tribunales…-, o que un libro como El Cid, historia y mito de un señor de la guerra, a pesar de llegar a 6 ó 7 ediciones y haber tenido un cierto impacto mediático. Afortunadamente, algo está cambiando en el mundo universitario. Hace pocos años se convocó por primera vez un Sexenio de Transferencia, y es cada vez más habitual contemplar apartados curriculares donde se valora positivamente la llamada “Transferencia del Conocimiento”. Esto creo que explica que cada vez más colegas y compañeros se animen a colaborar con publicaciones y medios divulgativos, y la vieja esperanza que tenía, desde hace bastantes años, parece cada vez más esperanzadora en ese sentido. Ojalá y se le termine dando a la divulgación de calidad la importancia, y la dignidad, que merece.

Alfonso X junto a su corte en una ilustración del «Libro de los juegos»

Tras el éxito de El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra, lanzas con la misma editorial, Despertaferro Ediciones un segundo libro que trata el tema de la Reconquista. Es curioso como un proceso que ha tenido lugar hace tantos siglos, o que no ha tenido lugar según otros, despierte tanta polémica e interés en nuestro presente. ¿Es posible que se haya politizado y si es así, cuales son las principales posturas de un lado y de otro?¿Tal vez estamos ante el eterno problema de las dos Españas manoseando nuestra historia como pretexto para enfrentarse?

Algunos autores que participan en este libro consideran que cuando se armó el concepto de Reconquista que ha llegado hasta nosotros, a lo largo del siglo XIX, nació de alguna manera ya politizado, preñado de esencialismo y nacionalismo excluyente, intoxicado de un exacerbado patriotismo distorsionante de la realidad histórica. Entienden que una noción medieval, porque como noción medieval podemos entender Reconquista, porque es documentable y demostrable, se tejió un discurso ideológico prejuicioso y teleológico, orientado hacia la exaltación de la Patria eterna. En ese contexto es normal que lo que nace politizado continúe, en estos tiempos de polarización, politizándose igualmente, o, en ocasiones, incluso más.

Por otra parte, el título define muy bien las tres posturas distintas, y enfrentadas, que existen en el ámbito académico acerca de la Reconquista. Quiero decir aquí que todas las posturas defendidas me parecen muy respetables y rigurosas, y así debería acercarse a ellas el lector, intentando abrir la mente, procurando aprender y comparar. Por una parte, están quienes, como Armando Besga, entienden que no hay ningún problema en seguir hablando de Reconquista, y expone sus razones de una manera sistemática, estructurada y muy razonada. Animo al lector a leer con atención este capítulo tan interesante. Por el contrario, y desde perspectivas opuestas, otros autores como Ana Isabel Carrasco Manchado o Alejandro García Sanjuán, aunque este último no se centre del todo en este particular en este libro, entienden que Reconquista es algo inservible para explicar la Edad Media española, y que debería estudiarse, en todo caso, como un fenómeno historiográfico e ideológico relativamente reciente. Por último, hay una tercera vía, autores partidarios de seguir hablando de Reconquista, pero explicando muy bien los problemas que tiene su empleo, y limitando sus usos a cuestiones muy concretas, como, por ejemplo, una ideología de guerra existente y documentable en la Edad Media. Esto es lo que defienden Carlos de Ayala Martínez y Francisco García Fitz. García Fitz, en un ejercicio encomiable de ecuanimidad, sistematiza cuáles son las ventajas y las desventajas del término. Ayala Martínez dibuja un cuadro muy preciso de esa ideología de guerra medieval, que ni fue monolítica y unívoca.  Completan estas visiones más enfrentadas otros enfoques de otros colegas, enfoques que resultan esenciales para comprender la complejidad y la problemática de la Reconquista. Martín Ríos Saloma dedica su capítulo a analizar la evolución semántica e historiográfica, la polisemia cambiante de la Reconquista, y esto es algo muy importante. Javier Albarrán Iruela ilumina sobre un aspecto poco conocido, como es el desarrollo de una ideología de Reconquista muy similar a los cristianos por parte de los musulmanes andalusíes. Alejandro García Sanjuán, mencionado antes, indaga sobre los usos y abusos que se han producido del término y concepto desde mediados del siglo XIX hasta la más reciente actualidad. Este capítulo es clave para responder a la pregunta que me hacías más arriba. Francisco José Moreno Martín dedica su capítulo a una cuestión tan fundamental como los reflejos de las concepciones sobre Reconquista en diversas manifestaciones de la cultura popular. Creo que el libro ha quedado muy completo gracias al talento y la generosidad de esos autores, amigos y compañeros, quienes han intentado dar lo mejor de sí mismos, exponiendo sus ideas sin complejos y esforzándose por adaptar el lenguaje y hacer comprensibles cuestiones que son ciertamente complejas.

El triunfo de la Santa Cruz en la batalla de las Navas de Tolosa, de Marceliano Santa María Sedano ©Museo Nacional del Prado

A grandes rasgos y para él que no lo conozca ¿Cuál es el contexto histórico en el que se desarrolló la negada o reivindicada Reconquista?

Aunque en la Edad Media existió una noción acabada de algo que podemos entender como idea de Reconquista, lo cierto es que el concepto, con todas sus problemáticas, se creó y desarrolló a partir del siglo XIX y durante el XX. Se asistía al nacimiento del Estado Nación español, al que había que dotar de legitimidad, recurriendo, entre otras cosas, a un pasado único y común, unos símbolos, un destino histórico. Es normal que en ese contexto se otorgara tanta importancia a algo que ya empezó a ser llamado Reconquista, sustituyendo a otros términos como los de recuperación y restauración, empleados, por cierto, desde la propia Edad Media. En torno a un conjunto de ideas y a un término, el de Reconquista, se creó un concepto que cada vez se fue alejando más de la realidad histórica.

Hay una pregunta que, visto el estado de la cuestión, se hace inevitable. ¿Existió realmente un proceso de avance cristiano, entendido como una empresa colectiva de recuperación del territorio cristiano, arrebatado tras la invasión musulmana de la península ibérica?, ¿se consideraban los reinos cristianos de la Edad Media herederos del anterior Reino visigodo de Toledo y por lo tanto responsables de su restauración en todos los aspectos posibles, especialmente en el religioso y el territorial frente al islam?

Entiendo que no se puede hablar de “empresa colectiva” a un fenómeno intermitente, cambiante y distinto en el tiempo y el espacio. Difícilmente puede concebirse una empresa colectiva que dure ocho siglos, en los que los protagonistas y las realidades geopolíticas y mentales no son las mismas en todos los tiempos y en todos los casos. Se tiende a la generalidad desde acontecimientos muy puntuales, incluso excepcionales, como la cruzada que concluyó con la batalla de Las Navas de Tolosa. En ese largo periodo de tiempo nacieron y mutaron reinos y principados, hubo abundancia de enfrentamientos de cristianos contra cristianos, de musulmanes contra musulmanes, de alianzas de cristianos con musulmanes para luchar contra cristianos y viceversa. Una de las críticas que se hace a la Reconquista es que convierte en general lo puntual, que oculta las complejidades, vaivenes y matices de un periodo complejo, y que por ello resulta reduccionista y simplificador.

Por otra parte, la visión neogoticista de la idea de Reconquista, esa vinculación con unos antepasados visigodos, parece que únicamente se dio en el reino Asturleonés y luego en los reinos de León y Castilla, y no en Portugal o Aragón, como expone de manera magistral Carlos de Ayala en su capítulo.

Son bastantes las voces que denuncian cierta idealización del recuerdo del Al-Ándalus por un lado y de la lucha del “cristiano” ejemplo del autentico español contra el “infiel musulmán” ejemplo de lo contrario por otro lado ¿De dónde provienen esas visiones y cuál ha sido su proceso de arraigo en la mentalidad colectiva?

Son visiones que tal vez provienen de la propia Edad Media, porque siempre se tiende a demonizar y caracterizar peyorativamente al enemigo de distinta religión, pero tal vez la forma definitiva, la que llega a nosotros, se articula a partir del siglo XIX. La idealización de al-Andalus es otra cuestión, es como una reacción ante una acción, y está muy vinculada a movimientos identitarios andalucistas. A esa cuestión ha dedicado Alejandro García Sanjuán algún trabajo interesante, y algo menciona sobre ello en el capítulo que ha escrito para este libro.

¿Cuáles son los principales argumentos que se esgrimen a favor de la efectiva existencia de este proceso y por lo tanto de la continuación de su uso y cuales en contra?

Uno de los principales argumentos para seguir empleando el término Reconquista es su vigente utilidad para contextualizar un tiempo y un espacio, el de la Península Ibérica medieval, aun reconociendo que no sintetiza toda la complejidad del periodo. A esto hay que sumar que hasta ahora no ha cuajado ningún término sustitutivo. Otro argumento es que fuera de España está naturalizado, no genera ningún problema en colegas foráneos referirse a la Edad Media peninsular como periodo de la Reconquista. Otros, como Armando Besga, consideran que la religión cristiana y la existencia de la noción de España otorgarían una cierta homogeneidad a las sociedades cristianas que se expandieron contra las musulmanas. Argumentan en contra a estos puntos quienes no están de acuerdo con el uso del término, por considerarlo reduccionista y simplificador, por entender que en la Edad Media no se puede hablar aún de España. La idea de España subyace en el fondo de la problemática, y tampoco hay consenso académico en torno a ella. Los debates sobre los orígenes de España bien merecerían un número de esta colección llamada Debates de Historia, que la editorial Desperta Ferro ha inaugurado con este volumen sobre la Reconquista.

Fuera de España, donde hay más posibilidades de que este tema se vea sin el filtro de sesgo político ¿Cuál es el estado de la cuestión?

Desde un punto de vista meramente historiográfico parece que nuestros colegas foráneos no tienen problema en seguir empleando el término con toda naturalidad. Desde el debate social la cuestión es más compleja, por el avance de movimientos de extrema derecha en Europa, que en alguna ocasión evocan a la Reconquista, como muestran García Sanjuán o García Fitz en sus capítulos.

Como uno de los mayores expertos en nuestra Edad Media ¿Qué tres momentos clave del enfrentamiento entre cristianos y musulmanes podrías citarnos como ejemplos representativos de su coexistencia y de su antagonismo?

Sobre coexistencia, que no convivencia, los momentos iniciales tras la conquista cristiana de ciudades islámicas, por la necesidad de población de esos poderes cristianos para hacer efectivo en el tiempo el control de la ciudad. De la parte andalusí, la experiencia en ciudades importantes durante el califato, el periodo de los reinos de taifas o incluso el reino nazarí de Granada, donde hubo coexistencia de musulmanes, cristianos y judíos, respetando credos y modos de vida aun viviendo de manera separada y no mezclándose entre ellos demasiado. Ejemplos de antagonismo se dan especialmente en aquellos momentos en los que se activan o reactivan, del lado  cristiano o del musulmán, ideas más intensas de guerra santa que tienen su materialidad en acciones militares más intensas. Las campañas contra cristianos de Abderramán III y Almanzor, la implantación de almorávides o almohades, la reacción meriní, eso desde la perspectiva islámica. Desde la parte cristiana son momentos de intensidad bélica el periodo de los reinos de taifas, así como las décadas iniciales de la consolidación almorávide y almohade, la llamada guerra de Granada, ya en los momentos finales del proceso. Hubo momentos de mayor intensidad bélica debido a la fortaleza de determinados gobernantes, cristianos o musulmanes, como los mencionados musulmanes o como Alfonso VI, Alfonso VII, Alfonso VIII de Castilla, Alfonso IX de León, Fernando III de Castilla y León, Sancho IV, Alfonso XI, los Reyes Católicos, en la parte leonesa y castellana. En la parte aragonesa destacan los reinados de Alfonso I el Batallador o Jaime I el Conquistador, en la parte portuguesa Alfonso I Enríquez, Sancho I, Alfonso II, Sancho II. En el caso portugués es llamativo que, al haber finalizado su expansión frente a los musulmanes a mediados del siglo XIII, algo más de 200 años antes que los castellanos, proyectaran esa inercia expansiva contra regiones musulmanas del norte de África, y esto será una de las claves de la navegación y expansión ultramarina portuguesa posterior.

Entrada de Jaime I en Valencia. Óleo de Fernando Richart Montesinos pintado en 1884, Museo de Bellas Artes de Castellón

¿Con qué conclusión debe quedarse el lector? ¿Hay una opinión cerrada y razonada sobre el tema o debe, visto el abanico tan diverso que se ofrece en las páginas de tu obra, sacar sus propias conclusiones ante un debate que está lejos de cerrarse?

Que en Historia no todo tiene por qué ser blanco o negro, yin o yan, que puede haber un variado arco cromático de grises que es necesario conocer, que nadie tiene en sus manos la verdad absoluta y que todos tienen parte de razón. En cuanto a lo de si el debate en torno a la Reconquista está cerrado, pues parece claro que no del todo, y la prueba es este libro, plural, diverso, y por ello rico en matices. El lector debería aproximarse a este libro, y a otros debates historiográficos, con la mente lo más abierta posible, y con respeto hacia los distintos autores que defienden las distintas ideas, porque lo hacen desde la honestidad y el rigor del historiador profesional.

¿Y, tras acabar con la promoción del libro, que nuevos proyectos te rondan por la cabeza David?

Pues trabajo y encargos no faltan, pero no me gusta demasiado hablar de lo que trabajo a futuro, porque no sé si estaré en condiciones de llevarlo a término. Por eso prefiero ser prudente en ese sentido. De momento tengo encargado, antes que este incluso, otro libro por la editorial Desperta Ferro, y varios artículos de esta y otras editoriales. Llevo algún año diversificando mi faceta de historiador medievalista con la de divulgador y estudioso de la Didáctica de la Historia, que creo que es algo fundamental, porque en las enseñanzas Primaria y Secundaria se encuentra nuestro futuro, y nuestra responsabilidad.

Pues muchas gracias por tu tiempo David y suerte en todo lo que te propongas.

Muchas gracias querido amigo por darme la oportunidad de responder a esta batería de preguntas tan interesantes y con tanta miga. Un fuerte abrazo y hasta muy pronto.

Si queréis saber más sobre este libro o empezar a leerlo pinchad en  Primer capítulo

Si queréis leer una reseña sobre su anterior obra sobre el Cid, hacer clic

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